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Columna de reflexión: La desaparición silenciosa de la biodiversidad: el caso de las orquídeas nativas chilenas

Por: Mauricio Cisternas B. Investigador especialista en flora nativa, Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) La Cruz.

En los últimos años, la crisis de biodiversidad ha dejado de ser un problema lejano para convertirse en una realidad innegable. Chile tiene un alto nivel de endemismo de plantas, cuya diversidad está siendo afectada por la pérdida y fragmentación de los hábitats, principalmente por la expansión urbana, cambio de uso de suelo, actividades silvoagropecuarias, minería e incendios forestales.

Entre las especies afectadas por la pérdida y fragmentación de hábitat, se encuentran las orquídeas nativas chilenas, un grupo de plantas fascinantes que, a pesar de su belleza y valor ecológico, pasan desapercibidas en los esfuerzos de conservación. De las 72 especies de orquídeas presentes en Chile, alrededor del 20% presentan algún grado de amenaza, y algunas como Chloraea heteroglossa y Chloraea disoides han visto sus poblaciones reducidas a niveles críticos.

Mauricio Cisternas.

¿Por qué es tan difícil conservarlas? A diferencia de otras plantas, las orquídeas tienen semillas microscópicas que carecen de reservas nutritivas, lo que las hace dependientes de hongos micorrícicos para su germinación y desarrollo. La destrucción de su entorno no solo amenaza a la planta, sino también a sus simbiontes esenciales para su supervivencia.

Ante este desafío, la ciencia se ha convertido en un aliado crucial. INIA La Cruz a través del uso de herramientas biotecnológicas trabaja en la conservación ex situ de estas especies y sus simbiontes, utilizando técnicas de cultivo in vitro y propagación asistida por micorrizas para preservar su diversidad. Estos esfuerzos no solo buscan evitar la extinción, sino también permitir la reintroducción de las orquídeas en sus hábitats naturales.

Sin embargo, estas iniciativas requieren apoyo y conciencia pública. La biodiversidad no es solo un asunto de científicos, sino una responsabilidad colectiva de proteger nuestro patrimonio biológico. Cada ecosistema es un entramado de interrelaciones y la pérdida de una especie puede desencadenar efectos impredecibles en el equilibrio natural.

Si no actuamos ahora, la desaparición de nuestras orquídeas será solo una señal más de la pérdida de biodiversidad que enfrentamos. La cuestión es clara: ¿permitiremos que esto ocurra sin hacer nada o desde la ciencia contribuiremos con un grano de arena a su conservación?