En esta jornada además se mostró la propuesta de Hoja de Ruta que marcará el cronograma de actividades durante este 2025. 

Este martes 11 de marzo, en el Centro Integral de Atención al Estudiante de la Universidad de Valparaíso (UV), se desarrolló la sexta reunión de la Red Interdisciplinaria de Ciencias y Culturas de la Región de Valparaíso instancia que congregó a diferentes actorías del ecosistema regional y que tiene como propósito el intercambio de saberes para la investigación y/o desarrollo, junto con la implementación de actividades de difusión orientadas a las comunidades de la región.

En esta ocasión tuvimos la oportunidad de conocer el trabajo del Dr. Ignacio Negrón, investigador del Instituto de Fisiología de la Facultas de Ciencias de la UV, quien expuso sobre el quehacer de su equipo de investigación, mostrando la sinergia que existe entre la ciencia y el arte en el ámbito investigativo.  

“En nuestro laboratorio investigamos las bases neurofisiológicas de las llamadas operaciones cognitivas de alto orden, como lo son el aprendizaje, la implementación de estrategias y la interacción social. Para ello registramos la actividad cerebral de sujetos ejecutando estas tareas cognitivas. Esto nos abre una ventana al interior del cerebro, para tratar de entender cómo el cerebro implementa sus funciones, algo que hasta hoy día es uno de los misterios más profundos. Esto nos deja un sinfín de datos que pueden servir de inspiración o material para desarrollar otras actividades ligadas al arte y la estética. Creo que esta Red nos brinda una excelente oportunidad de, a través de diferentes disciplinas, integrar conocimientos y perspectivas que nos ayuden a crear formas originales de exponer, mostrar y compartir el conocimiento científico con el resto de la gente. Tengo la confianza de que saldrán cosas muy interesantes desde esta Red”, afirmó Ignacio.

Por su parte Priscilla Beltrán, gestora tecnológica del Nodo CIV-VAL y participante de esta red comentó que: “la experiencia ha sido muy enriquecedora, pues hemos visto cómo el trabajo interdisciplinario comienza a tomar forma de manera más integrada y orgánica. Desde el Nodo, hemos acompañado esta iniciativa desde sus inicios, observando cómo nuevas perspectivas se han ido sumando al esfuerzo colectivo. En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de conocer el trabajo Ignacio, un campo que desconocía totalmente y que resulta muy interesante, desde su enfoque científico, y cómo se abre a posibilidades de integración con las artes y las culturas, no desconociéndose, sino que coincidiendo en que todo ello va relacionado”. 

Asimismo, Priscilla se refirió a la incorporación de nuevos miembros a esta red, aportando que “esto permite ampliar el espíritu del conocimiento y así, enriquecer el diálogo. Es especialmente motivador ver cómo se está conformando un grupo interdisciplinario con un propósito común, donde las diferentes formaciones y experiencia no solo se respetan, sino que se convierten en la clave para enriquecer el quehacer de la red”. 

Junto a esto, Paula Alfaro, periodista del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E) de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), nueva integrante de esta red comentó que: “Para nosotros es importante reunirnos y dialogar con organizaciones tan diversas que tienen en común el objetivo de acercar su disciplina a la sociedad. Compartir con sus representantes fue muy enriquecedor para inspirarnos, descubrir nuevas estrategias de difusión, potenciar el trabajo colectivo en la ciudad y así generar un cambio cultural que impacte en la percepción que tienen las personas sobre la ciencia y tecnología”.

Los nuevos integrantes a esta red son: Carla Godoy, del Cine Insomnia; Braulio Rojas, académico de la Universidad de Playa Ancha; Valeska Campos, del Departamento de Estudios Humanísticos de la USM; Paula Alfaro y Catalina Roco, del equipo de Comunicaciones del AC3E; Ignacio Nieto, post doctorante UV en la Facultad de Ciencias y académico de la Universidad Finis Terrae. 

Cabe recordar que la red está compuesta por representantes de las siguientes instituciones y organizaciones: Centro de Extensión del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; el Laboratorio Nanobiomateriales de la USM; la Seremi de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) de la Macrozona Centro; el Museo de Historia Natural de Valparaíso; la Facultad de Artes y la Faculta de Ciencias de la UV; el Departamento de Estudios Humanísticos de la USM; Valparaíso Creativo; Universidad de Playa Ancha (UPLA) y el Nodo CIV-VAL.

Por: Natalia Calderón Martínez, Académica-investigadora, Escuela de Cine de la Universidad de Valparaíso (UV); Coordinadora de la implementación de la Unidad de Creación Artística UV y miembro de la Red Interdisciplinaria de Ciencias y Culturas (RICC).

En la actualidad, observamos un notable resurgimiento de la conexión entre arte y ciencia, un fenómeno que nos asombra como si fuera la primera vez a la que asistimos a tales relaciones. Sin embargo, esta aparente novedad es, en realidad, un retorno a una relación que ha sido fundamental a lo largo de la historia.

La separación entre arte y ciencia, que alcanzó su apogeo con la modernidad en el siglo XIX, puede considerarse un paréntesis histórico. Más aún, esta división parece ser una construcción artificial, un paradigma que hoy estamos desmantelando. En el contexto chileno, podemos mencionar como ejemplo concreto el anuncio del Mercurio del 04 de octubre de 1904: “Apertura de la exposición fotográfica (…). El distinguido doctor Estanislao Fraga, nos envía algunas extraordinarias vistas radiográficas que tienen una gran importancia artística y un alto nivel científico”. Este anuncio es paradigmático porque se inserta en el contexto histórico de la ciencia experimental, cuyos inicios -mediados del siglo XIX-  marcaron un punto de inflexión al instaurar  precisamente esta separación entre arte-ciencia. Sin embargo, este anuncio da cuenta, de manera concreta, de la porosidad entre las barreras  disciplinarias, reconociendo de manera simultánea y paralela el valor artístico y científico de una radiografía. 

Este quiebre epistemológico aparente reforzado por corrientes positivistas, se desembarca del paradigma naturalista propio a los siglos XVII-XVIII, que concebía la ciencia como una práctica profundamente ligada a la estética. El naturalismo aspiraba a una ciencia integral, donde diversas disciplinas convergieran para comprender un mismo fenómeno. Alexander von Humboldt, por ejemplo, consideraba que la creación de un paisaje requería conocimientos de geología, botánica e incluso de meteorología. La estética surgía así de la profunda comprensión de la naturaleza y, en sentido contrario, el arte resultaba esencial en la  representación de fenómenos naturales en ciencia.

Natalia Calderón

Hoy asistimos a un renovado interés por el naturalismo, como lo demuestra, la biografía de Humboldt escrita por Andrea Wulf, que ha sido considerada un bestseller, o exposiciones en Chile como Trabajos de Campo (2022) en el Centro Cultural La Moneda, donde obras de artistas convivían con imágenes científicas y algunos archivos pertenecientes a Humboldt. Una posible explicación a este fenómeno es la crisis climática que ha evidenciado la necesidad de un enfoque interdisciplinario, donde el arte juega un papel crucial. Por un lado, porque traduce los datos científicos a un lenguaje accesible; por otro, y esto último me parece central, porque el artista es capaz de ver aspectos del problema que la ciencia no logra visualizar o que considera fuera de su campo de acción.

Ahora bien, esta interconexión se vuelve aún más evidente al considerar la relación entre Ciencia y Cultura. Esto se debe a que la ciencia es una manifestación cultural y, por lo tanto, está sujeta a las transformaciones históricas, tecnológicas e incluso a sus diferentes contextos territoriales. 

Bajo este punto, y en un esfuerzo por trascender las barreras tradicionales entre el arte, las ciencias y las culturas, emerge la Red Interdisciplinaria de Ciencias y Culturas (RICC) en la Región de Valparaíso. Esta iniciativa, que reúne a una diversidad de actores regionales, se propone construir un ecosistema colaborativo donde converjan ciencias, artes y culturas. 

La RICC representa un paso fundamental hacia la superación de la dicotomía entre estos campos, promoviendo un diálogo enriquecedor y un trabajo conjunto. Constituida en el 2024, la red proyecta un 2025 dinámico, con encuentros y actividades que explorarán las múltiples dimensiones de las problemáticas locales y territoriales. 

Desde el Nodo destacamos la importancia de esta articulación para fortalecer el ecosistema CTCI y generar impacto en el territorio.

Con el propósito de fortalecer los lazos y conocer sus lineamientos para este 2025, el equipo del Nodo CIV-VAL se reunió con miembros de la División de Fomento e Industria (DIFOI) del Gobierno Regional de la Región de Coquimbo. 

Este encuentro contó con la participación de la directora alterna del Nodo CIV-VAL, Vilbett Briones; coordinadora del Nodo, Kinga Halmai; la gestora tecnológica del Nodo, Karina Salas; Francisco Velásquez, jefe de la DIFOI y Mario Suarez, Encargado Departamento CTCI Gobierno Regional de Coquimbo.

“La reunión que tuvimos con la  DIFOI fue muy importante para el Nodo porque nos permite articular y vincular más que nada. Poder vincular al Nodo con el quehacer de la región y así poder generar acciones concretas para poder impactar definitivamente en esta región que siempre ha estado en desmedro comparado con las otras regiones. La articulación universidad, el servicio público, la industria es muy importante para nosotros como Nodo ya que la ANID nos tiene mandatada poder generar esta articulación, fomentar también el conocimiento, fortalecer también a los consejos del CTCI en la región y por lo tanto para nosotros ha sido enriquecedora y nos vamos muy contentos con esta vinculación y este recibimiento que hemos tenido”, comentó Vilbett Briones.

Por su parte Karina Salas, gestora tecnológica del Nodo, se refirió a estas instancias de articulación con diferentes actorías de la Región de Coquimbo, comentando que: “estas reuniones que hemos tenido con CORFO, CRDP, INIA, CEAZA, también entre otras instituciones de la Región de Coquimbo, y hoy día cerrando además con la División de Fomento e Industria del Gobierno Regional, han sido reuniones para conocer un poco los lineamientos que tiene la región y cada una de estas entidades, y para poder vincularlos con el quehacer del Nodo. Nos hemos encontrado con una muy buena acogida de parte de estas instituciones y también de muchos puntos en común que creemos que podemos sacar en limpio para fortalecer en alianza y en articulación el ecosistema CTCI de la región”. 

Programa busca diversificar productos, optimizar recursos y mitigar gases de efecto invernadero. Entre sus iniciativas, destacan investigaciones en alimentos plant-based e insect-based.

El 4 de marzo se celebra el Día Mundial de la Ingeniería para el Desarrollo Sostenible, establecido por la UNESCO para destacar el impacto de la ingeniería en la sociedad y su papel en el desarrollo sostenible. En este contexto, presentamos TT Green Foods, un programa de transferencia tecnológica liderado por CREAS y coejecutado por Phibrand, Sustrend, Procycla, Plantae Labs y Centro Regional de Investigación e Innovación para la Sostenibilidad de la Agricultura y los Territorios Rurales (CERES), que impulsa soluciones sostenibles en I+D+i para el sector silvoagropecuario y la industria de alimentos procesados.

Con 13 proyectos en fase de prototipo, busca diversificar productos, optimizar recursos y mitigar gases de efecto invernadero. Entre sus iniciativas, destacan investigaciones en alimentos plant-based e insect-based.

Hoy, la gestora tecnológica Roxana Villegas nos cuenta sobre los principales desafíos de estas investigaciones, y cómo estos están orientados a la promoción del desarrollo sostenible.

¿De qué manera estos proyectos pueden contribuir a la reducción de la huella hídrica y de carbono en la producción de alimentos?

Los proyectos que forman parte del portafolio de TT Green Foods contribuyen a reducir a la huella de carbono y la huella hídrica en la producción de alimentos, a través de soluciones tecnológicas y sostenibles utilizando estrategias orientadas a la reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos (PDA) desde el origen como por ejemplo, la validación de recubrimientos vegetales para extender la vida útil en cítricos y paltas, reduciendo las pérdidas postcosechas, o bien la optimización de tecnología ya existente para reducir la aplicación de preservantes químicos, como el sorbato de potasio, evitando así el rechazo de ciruelas de exportación en los mercados de destino, o utilizar tecnología para extender la vida útil, evitando procesos indeseables como el sugaring o cristalización de pasas de exportación durante su transporte, lo que genera un rechazo en el lugar de destino o bien la disminución de su precio de venta para que los containers no sean devueltos. 

Otra estrategia es valorizar los residuos agroindustriales, desarrollando ingredientes alternativos que puedan ser utilizados en diferentes matrices alimentarias, o bien, recuperar compuestos bioactivos específicos, transformado residuos hortofrutícolas en ingredientes funcionales. 

También existen otras iniciativas que forman parte del portafolio, orientadas al desarrollo de agentes humectantes de suelo 100% naturales que mejoran la eficiencia en el uso de agua en cultivos y la implementación de consorcios microbianos para la restauración de suelos agrícolas degradados, mejorando la salud del suelo y su capacidad de retener agua. 

Estas prácticas no solo disminuyen el volumen de desechos que van a vertederos, generando gases como el metano, gas de efecto invernadero (GEI) más contaminante que el CO2, sino que también optimiza el uso de recursos naturales, reduciendo la demanda hídrica asociados a la producción primaria.

Roxana Villegas.

¿Cuáles son los principales desafíos que han enfrentado en la investigación y desarrollo de alimentos plant-based e insect-based en Chile?

El programa TTGF también promueve el desarrollo de alimentos de origen vegetal (plant based), actualmente tenemos desarrollado un embutido tipo salchicha con ingredientes de origen nacional, con el cual no buscamos emular a los productos cárnicos, sino que ser una alternativa más saludable, sabrosa y sostenible, además este producto, en comparación a otros embutidos plant based presentes en el mercado nacional, utiliza una menor cantidad de ingredientes, alrededor de 10, en comparación a unos 20 ingredientes utilizados por otras marcas. Sin embargo, a pesar de sus atributos, el mayor desafío está en llegar al mercado, ya que estos productos están pensados en un público objetivo muy acotado (vegetarianos y veganos); además, al tener una gran cantidad de ingredientes, los consumidores los consideran como alimentos ultra procesados y poco saludables, por lo que aún existen desafíos tecnológicos para fortalecer el mercado de alimentos plant-based en Chile, junto con educar e informar a los consumidores sobre los beneficios de los alimento de origen vegetal para fomentar su adopción en la dieta diaria, sin olvidar la adaptación y cumplimiento de normativas locales e internacionales para la comercialización exitosa de estos productos.

En cuanto a los alimentos Insect-based, en CREAS actualmente se están desarrollado productos pensados en la industria petfood (perros y gatos), siendo uno de los objetivos el mejorar las propiedades de las harinas y aceites derivados de insectos, lo que implica desafíos en la adaptación de procesos para garantizar productos de alta calidad y funcionalidad adecuada. 

Una de las principales limitantes a la hora de desarrollar este tipo de productos, es poder desarrollar pruebas a nivel piloto que permitan escalar posteriormente a una escala industrial. En este sentido, CREAS puede llegar a ser un gran aliado al apoyar a esta industria, ya que actualmente cuenta con un extrusor en donde se pueden desarrollar pruebas a baja escala no solo en alimentos petfood sino que también para alimentación humana.

Sin embargo, uno de los principales desafíos es la aceptación por parte del consumidor, en este caso los dueños de las mascotas, ya que se deben superar barreras culturales y de percepción, lo que requiere sensibilizar a la población sobre sus propiedades y beneficios, enfatizando su aporte proteico y considerando que cada vez hay más mascotas con alergias a los productos con ingredientes de origen cárnico, principalmente pollo.

Además, la producción y comercialización de alimentos Insect-based deben alinearse con las normativas locales e internacionales, lo que puede implicar desafíos en términos de cumplimiento y adaptación regulatoria., teniendo en cuenta también los desafíos tecnológicos y de producción en el procesamiento y escalamiento industrial de insectos.     

¿Cuáles son los próximos pasos para TT Green Foods una vez que los prototipos estén listos para su implementación?

Una vez que los prototipos estén listos para su implementación, nuestro gran desafío es lograr que tanto las tecnologías como los productos lleguen al mercado, y por tanto a los consumidores, por lo que el proceso y estrategias de transferencia de estas tecnologías (licenciamiento o venta de la tecnología, por ejemplo) será relevante en esta etapa del proyecto, junto con la negociación y formalización de acuerdos, asegurando, además, que la empresa o entidad receptora pueda adoptar la tecnología brindando el soporte técnico correspondiente y monitorear el desempeño de la tecnología post-transferencia desde CREAS.

Para lograr lo anterior, se está trabajando desde ya en los modelos de negocios de cada uno de los proyectos que forman parte del portafolio, junto con la elaboración de informes de prefactibilidad técnico-económica.     

En este punto es importante mencionar, que dentro del proyecto, se tiene considerada la creación de una Empresa de Base Científica Tecnológica (EBCT), primer spin-off de CREAS, cuyo objetivo será comercializar aquellos productos que no logren ser trasferidos a la industria pero que si tienen potencial de ser comercializados a nivel local, orientado a un público objetivo emprendedor, en un inicio. 

A seis meses de asumido su cargo, te invitamos a conocer más sobre el actual Seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) de nuestra macrozona.

Biólogo Marino de la Universidad de Valparaíso y con amplia experiencia en trabajo territorial, monitoreo ambiental y vinculación con comunidades, Rodrigo González ha desarrollado su labor científica a lo largo de la costa chilena, participando en vigilancia ambiental y líneas base para empresas regionales y nacionales. Además, ha trabajado en asesoría legislativa y ambiental en el Poder Legislativo. Recientemente, se ha desempeñado como especialista en muestreo senior, realizando caracterización de flora, fauna e instrumentación científica en todo Chile.

Hoy en su rol de seremi nos comenta sus principales motivaciones, los desafíos que enfrenta la macrozona y el principal potencial que tienen las regiones de Coquimbo y Valparaíso.

¿Qué lo motivó a dedicarse a la ciencia y cómo cree que su experiencia personal ha influido en su gestión como Seremi?

Para ser sincero, la energía por buscar respuestas, descubrir y explorar nació de una serie animada bien particular, que es de mi época; los “Thornberrys” era una serie animada que daban en capítulos desagregados en la TV pública, recuerdo verla los domingos en esos televisores anchos en todas sus dimensiones, ahí la protagonista “Eliza” podía hablar con los animales, aprender de ellos, su familia viajaba por el mundo documentando los diferentes hábitat y ecosistemas.  Viendo esta serie de “monitos” siempre supe que quería viajar, descubrir nuevos paisajes, navegar, documentar aves, bucear y bueno, eso terminé haciendo mucho tiempo, ya que he dedicado una gran parte de mi vida profesional al trabajo de campo, en terreno, viajando por el país, gestionando, relacionándome con personas y construyendo redes en función de las valiosas experiencias de otras personas, ahí me transformé en una suerte de gestor o más bien un “gestor de problemas”. Acá es cuando creo que esa experiencia es útil en este tipo de responsabilidades. El rol del SEREMI debe ser un articulador de todos estos esfuerzos, con dos objetivos principales, el primero la sinergia de todo el ecosistema y el segundo, evitar la duplicidad de esfuerzos, así cada institución u organismo puede trabajar colectivamente en sinergia para catalizar el trabajo de todas y todos. Una segunda experiencia no menos relevante fueron mis años en el poder legislativo, lo que permitió curtir un área de diálogos y acuerdos, esto puede ser muy beneficioso para el ecosistema CTCI, ya que debemos vincular que lo que hacemos desde la academia, las EBCT y la industria, con los tomadores de decisiones, esto principalmente para poder evidenciar que todo lo que se invierte en I+D+I+E tributa a tomar mejores decisiones y por ende a un país mas justo.

Rodrigo González.

 ¿Cuál es el mayor desafío que ha enfrentado como Seremi de CTCI, y cómo lo ha abordado?  

Yo soy biólogo marino, conozco mi área, creo que la formación recibida desde mi casa de estudio fue muy buena, sin embargo, hoy desde esta posición como SEREMI tengo que dialogar con “todas las ciencias” y lo digo entre comillas por el ecosistema de CTCI es muy diverso. Tenemos por un lado la academia, los investigadores e investigadoras que en sus respectivas áreas vemos dos grandes divisiones, entre la ciencia básica y la aplicada, de ahí podemos entrar en más subdivisiones, entre las ciencias “exactas” y las “humanistas”, que también buscan respuestas al igual que todos, junto con la academia tenemos el mundo privado, empresas de base científico tecnológica, industrias, gremios, que también tienen sus particularidades, divulgadores científicos, las redes de financiamiento, los organismos públicos como ANID, Gobierno Regionales y no solo de una región sino, que de dos. Entonces entendiendo esta diversidad de trabajo, dimensionarlos, hacerlos parte del quehacer cotidiano creo que ha sido un desafío, por ejemplo, mediante mi formación sé algo de análisis multivariado, sin embargo, no al nivel que se utiliza en Astronomía, poder hacer parte esto, para poner a las personas e instituciones de acuerdo, ha sido un desafío significativo.

 ¿Qué áreas del conocimiento o la investigación considera que tienen más potencial de crecimiento en las regiones de Coquimbo y Valparaíso? 

Las regiones de Valparaíso y Coquimbo son dos regiones a la vez muy similares y disímiles ya que presentan particularidades, desafíos y oportunidades que pueden ser abordadas desde diferentes perspectivas. La astronomía, ciencias del mar, salud, educación, energías, inteligencia artificial, minería sustentable, desertificación y educación son áreas que destacan por el nivel de investigadores que tenemos en esta macrozona, por lo que creo son aquellas que deben seguir siendo potenciadas, desde las ciencias básicas y aplicadas.

Si pudiera invitar a cualquier científico/a histórico/a a una conversación, ¿a quién elegiría y por qué?

Siempre puedo decir que conversar con Cousteau o Darwin sería para mi un placer, ya que más que el conocimiento que albergan, me gusta su mirada de ver el mundo con otros ojos, con ojos de abordar e imaginar las posibilidades, sin embargo, creo que no hay que ir muy lejos ni muy en el pasado para buscar científicos y científicas que son de esta macrozona, ahí por mi formación, simplemente me gustaría hablar más con la Dra. Maritza Sepúlveda, gran bióloga con mucha experiencia en sus hombros, y con quien ya hablo, pero nunca está demás hablar más también con el Dr. Carlos Olavarría, director del CEAZA, centro clave en los entendimientos de los ecosistemas y ciencia aplicada. Esto solo por algo de pertinencia, también disfruto conversar con los astrónomos de la Universidad de La Serena, los/las ingenieros de la Universidad Santa María, las y los miembros de Explora en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, ya que sus visiones del mundo son simplemente geniales.

Por: Dra. Margarita Norambuena, Investigadora Titular del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E) y académica de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM).

Cada 11 de febrero celebramos el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” con la convicción de que el conocimiento no tiene género y que el mundo necesita más voces femeninas en los laboratorios, observatorios, universidades y centros de investigación.

A lo largo de mi carrera, como académica e investigadora, he vivido los desafíos y satisfacciones en el campo de la ciencia y la ingeniería eléctrica y electrónica, un área muy hermosa que se nutre de los distintos puntos de vista para ir creciendo y avanzando, y donde las mujeres pueden aportar una nueva mirada, una que tal vez no se ha tenido en años. Toda esta experiencia me permite hoy invitar a aquellas niñas que sueñan con explorar el universo, desentrañar los misterios de la naturaleza o desarrollar la tecnología del futuro: la ciencia es también su lugar.

Dra. Margarita Norambuena.

Históricamente, las mujeres han hecho aportes fundamentales a la ciencia, aunque muchas veces sus nombres hayan sido olvidados o relegados. Desde Marie Curie, la descubridora del radio y el polonio, doble premio Nobel de Física y Química; Ada Lovelace, matemática considerada la primera programadora de la historia; Rosalind Franklin, clave para el descubrimiento de la estructura de ADN; Mary Anning, una paleontóloga cuyo trabajo ayudó a desarrollar la teoría de la evolución; Katherine Johnson, fallecida hace menos de 5 años, matemática de la NASA, sus cálculos de trayectoria fueron cruciales para las misiones Apolo; Tu Youyou, quien actualmente tiene 94 y es la descubridora de la artemisinina, un tratamiento efectivo contra la malaria; hasta las científicas que hoy lideran investigaciones de vanguardia, como Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier, ambas premio Nobel de Química 2020, todas ellas forman una  línea ininterrumpida de mujeres que transformaron nuestra comprensión del mundo. Es esencial visibilizar estos logros y asegurarnos de que las nuevas generaciones sepan que no están solas, que tienen modelos a seguir y que pueden llegar tan lejos como se lo propongan.

Hoy en día, las cifras nos muestran que aún queda mucho por hacer para lograr una verdadera equidad en el acceso y reconocimiento de las mujeres en la ciencia: en Chile, el 2024 el porcentaje de mujeres en carreras STEM fue de alrededor del 22% y en nuestro desafío de formar capital humano avanzando para el país, seguiremos trabajando para que ese número vaya en ascenso los próximos años

A todas las niñas que aman preguntar el porqué de las cosas, que disfrutan los experimentos en la escuela o que sueñan con descubrir algo nuevo, sigan adelante. La curiosidad es el primer paso hacia la ciencia y cada una tiene el potencial de cambiar el mundo con sus ideas. Olvidémonos de los estereotipos y los obstáculos que otros ponen en el camino. La ciencia necesita mentes diversas y creativas y su presencia nos permitirá avanzar aún más rápido en la obtención de soluciones innovadoras. El conocimiento científico es una herramienta poderosa para abordar los grandes desafíos globales, desde el cambio climático hasta la salud pública y la exploración espacial y cada mente que se sume aporta una nueva perspectiva.

El camino de la ciencia es una aventura fascinante y desafiante a la vez, pero profundamente gratificante. No hay como la emoción de descubrir algo nuevo, solucionar un problema, contribuir al conocimiento humano y encontrar respuestas a preguntas que parecían imposibles. Es repleto de aprendizajes colaboración con otros científicos y científicas, y de impacto real en la sociedad. Cada descubrimiento, por pequeño que parezca, puede abrir puertas a nuevas posibilidades y mejorar la vida de muchas personas. La ciencia cambia el mundo y tú puedes ser parte de ello.

En este día tan especial, invito a las niñas a soñar en grande y a explorar sin miedo. Y a la sociedad la invitación es a apoyarlas, darles referentes, oportunidades y espacios para que desarrollen todo su potencial. El futuro de la ciencia será mejor y más brillante si en él hay más mujeres. Porque cuando las niñas tienen la oportunidad de brillar, iluminan el mundo con su ingenio, su pasión y su determinación.

A través de estos encuentros se busca generar sinergias que potencien la innovación y el conocimiento con una mirada territorial y sostenible.

El Nodo CIV-VAL comenzó este 2025 a toda maquina, organizando y planificando sus próximas acciones en la Región de Coquimbo. Es por esto que se destacan reuniones sostenidas con la Corporación Regional de Desarrollo Productivo Coquimbo (CRDP), Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) y con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), entre otras. 

El objetivo principal de estas instancias fue acercarnos a dichas instituciones y conocer sus lineamientos para este año. Asimismo presentar las principales líneas de acción del Nodo para su cuarta etapa y dar a conocer nuestra preocupación y disposición para fortalecer aún más el ecosistema de la Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (CTCI) en la Región de Coquimbo. 

“Como Nodo CIV-VAL tenemos el objetivo de apoyar la aceleración del Ecosistema CTCI en la región de Coquimbo y Valparaíso, especialmente en este momento donde se están formando nuevos espacios para la CTCI. Para lograrlo, consideramos esencial la articulación colaborativa entre los actores regionales y estas reuniones han sido clave para entender sus objetivos y líneas de acción 2025 permitiéndonos identificar oportunidades de sinergia y trabajo conjunto que fortalezcan el ecosistema en su totalidad. Hemos tenido una excelente recepción de CORFO, INIA y CRDP y de otras instituciones con quienes nos reuniremos en las próximas semanas. Creemos que solo a través de la cooperación estratégica podremos generar un impacto real y sostenible en el desarrollo de la macrozona central”, aportó Karina Salas, gestora tecnológica del Nodo.

Por su parte Kinga Halmai, coordinadora del Nodo CIV-VAL comentó que: “Como proyecto tenemos un gran interés por acercar aún más nuestras actividades a la Región de Coquimbo. Existe una gran oportunidad por seguir fortaleciendo las confianzas y sinergias entre las diversas actorías con las que ya nos hemos podido vincular, como también con nuevas instituciones que esperamos poder sumar a nuestra gestión. Asimismo, dentro de estas reuniones quedamos muy contentas de poder percibir el interés y compromiso de estas actorías por trabajar conjuntamente en la resolución de desafíos CTCI que presenta Coquimbo en la actualidad. Agradecemos siempre el tiempo y dedicación de estas reuniones, ya que permite evaluar desafíos como también contar con recomendaciones en la puesta de valor de las iniciativas a desarrollar con una pertinencia territorial”. 

Por: Catalina Velasco, periodista del Centro Científico CEAZA.

La vieja de Juan Fernández o Malapterus reticulatus, tradicionalmente se consideraba endémica del Archipiélago de Juan Fernández y las Islas Desventuradas, pero investigaciones recientes han documentado su presencia establecida en la costa central de Chile. Este suceso podría indicar alteraciones en las corrientes marinas provocadas por el cambio climático, lo que estaría debilitando el aislamiento natural del archipiélago.

Investigadores de la organización sin fines de lucro Raya Águila, junto con colaboradores del Centro Científico CEAZA y la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), identificaron esta expansión basándose en registros fotográficos compartidos en redes sociales por pescadores submarinos y buzos, así como en ejemplares revisados en colecciones de museos nacionales e internacionales.

Estos nuevos reportes, junto a registros históricos del pez en su hábitat original fueron modelados en programas ecológicos, que confirmaron la expansión y asentamiento en Chile continental.

Los resultados muestran una distribución discontinua desde Carrizal Bajo, en la región de Atacama, hasta Quintay, en la región de Valparaíso. Evidencias de su presencia ocasional datan de principios de la década de 1990, aunque no se habían documentado formalmente hasta ahora.

El investigador de la Facultad de Ciencias de la UCSC  e investigador asociado del CEAZA, Dr. Jaime Villafaña, señala que “en la isla de Juan Fernández, la “vieja” es uno de los peces más numerosos, y es uno de los favoritos para ser fotografiado por turistas y buzos. Recientemente, la industria acuícola ha estado estudiando a esta especie para manejar los piojos de salmones en cultivos. Ocasionalmente se usan como carnada para la pesquería de langosta de Juan Fernández”

El hallazgo de la presencia de la vieja de Juan Fernández da cuenta de un fenómeno de alteración de corrientes marinas que está ocurriendo en el último tiempo. Este es el segundo reporte de un pez de Juan Fernández en Chile continental, el primero corresponde al jurel de Juan Fernández Pseudocaranx chilensis para la Isla Chañaral en 2018”, detalló el biólogo marino de Proyecto Raya Águila, Diego Almendras.

De momento, la dinámica oceanográfica que altera las corrientes marinas y que permiten estos movimientos aún no es clara, pero se relacionan al cambio climático, que estaría debilitando el aislamiento natural del archipiélago.

En este sentido, el investigador de CEAZA, Dr. Marcelo Rivadeneira, explica que “las temperaturas del mar en el archipiélago son similares a las del norte de Chile, sin embargo, son barreras físicas como las corrientes de Humboldt, las que mantienen aislada a la isla del continente. Los ecosistemas son similares en el tipo de peces, pero son diferentes en cuanto al ensamblaje de peces, por ello, el endemismo en Juan Fernández es tan alto, con especies únicas que solo viven allá”.

¿Cómo reconocer a la vieja de Juan Fernández?

Almendras relata que la vieja de Juan Fernández es un pez singular, incluso, “cazadores submarinos recuerdan haberla pescado desde hace más de 30 años, ya que no existe un pez similar en la costa de Chile”. 

“Es un pez relativamente pequeño, que alcanza tallas máximas de 20 cm de largo, en algunos casos va del verde oscuro a colorado, y tiene un aspecto reticulado, por sus escamas con borde negros, aunque el aspecto más característico es su ojo de color rojo vibrante”, apunta.

Por otro lado, Almendras indica que la integración de este pez en la costa de Chile Central no está asociada a riesgos de competencia con las especies locales, ya que no hay alguno similar en el continente. “Es posible que ocupe un nicho libre en el ecosistema de Chile Central, limpiando parásitos externos de otros peces o alimentándose de pequeños crustáceos y algas. Es algo que debe ser indagado en los puntos donde se comenta ya está establecida, como en la reserva marina Isla Chañaral”.

Cabe destacar que la vieja de Juan Fernández es un pez limpiador, es decir, se alimentan de parásitos, tejido muerto y mucus de peces mediante un comportamiento simbiótico conocido como limpieza.  “Tiene una boca pequeña provista de filosos dientes, que le permiten comer pequeños crustáceos y parásitos externos”, agrega el biólogo marino.

Desde Proyecto Raya Águila indican que quienes vean a esta especie pueden contactarse con ellos a través de sus redes sociales (@proyectorayaaguila) y dar su reporte. Otra opción es la plataforma de ciencia ciudadana iNaturalist Chile, donde pueden subir sus observaciones.

Fotografías: Erasmo Macaya.

Por Francesca Cid, encargada de Vinculación de Centro Ceres, y Margot Flores, encargada de Educación Ambiental de la Dirección de Medioambiente de la Municipalidad de Quillota.

La Educación Ambiental (EA) se ha convertido en un aspecto fundamental en la actualidad, especialmente en un contexto donde nos enfrentamos a uno de los desafíos ambientales más críticos de la historia. El aumento de la temperatura global es una consecuencia directa de nuestro modelo de vida, caracterizado por la industrialización y una economía lineal que ha incrementado significativamente las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Esta situación ha dado lugar al Cambio Climático (CC), cuyas manifestaciones ya son evidentes a nivel global, con amenazas climáticas cada vez más intensas y destructivas.

Francesca Cid

Por ello, es de suma importancia fomentar una cultura ambiental a través de la EA, con el fin de que la comunidad adopte hábitos más sostenibles. Solo de esta manera podremos garantizar que las futuras generaciones hereden un planeta saludable para habitar.

A continuación, se presentan cinco estrategias clave o tips para promover la educación ambiental en la comunidad:

1- Generación de redes colaborativas:

    Para fomentar comunidades más sostenibles, es fundamental generar colaboración activa entre distintos actores del territorio (Gobiernos locales, establecimientos educativos, organizaciones comunitarias, etc.), esto permite desarrollar acciones mancomunadas que favorezcan a largo plazo la generación de una cultural medioambiental. Este enfoque integral permite que los proyectos se desarrollen de manera colaborativa, optimizando los recursos y esfuerzos para mejorar la calidad de vida en el territorio. Además, favorece la recuperación de espacios para la participación comunitaria y el aprendizaje colectivo, fortaleciendo el compromiso local con la sostenibilidad ambiental.

    2- Promover espacios educativos al aire libre:

    El trabajo al aire libre permite situar el conocimiento y dotar a los contenidos de realidad. Además, favorece valores como el compañerismo, el esfuerzo y el respeto por la naturaleza. Este enfoque facilita una comprensión más profunda de los problemas y soluciones ambientales, promoviendo la conexión directa con la naturaleza. Además, al involucrar a los participantes en actividades lúdicas – educativas, se despierta el interés y el respeto por el medio ambiente, fortaleciendo su compromiso con la conservación sostenible.

    3- Educación para la acción:

    La educación ambiental debe tener el foco en promover la acción y con ello el cambio. Es necesario en este proceso entender el contexto en que se promueven estas acciones, las acciones deben pensarse desde el contexto de acción.

    Margot Flores

    4- Con foco en la comunidad y no solo en los niños y niñas:

    Si bien, es fundamental el trabajo con la infancia, en el contexto actual es importante orientar las acciones hacia la comunidad en general, fomentando espacios intergeneracionales que promuevan el diálogo de saberes, y el intercambio de herramientas que ayuden a la ciudadanía a enfrentar los problemas ambientales. En este contexto, la educación ambiental continua desempeña un papel fundamental al proporcionar a los ciudadanos las herramientas necesarias para comprender, abordar y mitigar los impactos ambientales, mejorando su capacidad de adaptación y respuesta antes fenómenos climáticos extremos, asegurando un entorno más sostenible para las generaciones venideras.

    5- Trabajo curricular:

    Incorporar la EA en el currículo de los EE y jardines infantiles es fundamental para fomentar el desarrollo de una comunidad más sostenible. Este enfoque transversal permite que los estudiantes reconozcan la relevancia de los problemas ambientales en todos los aspectos de su vida, favoreciendo un aprendizaje integral que facilita la comprensión de las interconexiones entre los sistemas naturales, sociales y económicos. Además, la integración de la educación formal y no formal fortalece el conocimiento tanto de las problemáticas ambientales como de las soluciones innovadoras, las cuales a menudo son impulsadas por los jóvenes, quienes se posicionan como agentes clave del cambio. Este enfoque holístico potencia la capacidad de los estudiantes para analizar de manera crítica los desafíos ambientales y proponer soluciones creativas y viables, contribuyendo así a la formación de ciudadanos comprometidos con la sostenibilidad.

    Por: Dr. Jaime Cuevas, investigador en ordenamiento y planificación territorial del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA), Región de Coquimbo.

    Los humedales costeros pueden ser soportes del bienestar de la Región de Coquimbo, tanto de la biodiversidad como de las comunidades humanas, dadas sus funciones ecológicas irreemplazables. 

    Actúan como contenedores naturales absorbiendo aguas de lluvias y marejadas, reduciendo el impacto de inundaciones y protegiendo a las ciudades de eventos costeros de alto impacto como los tsunamis, a los que este territorio es vulnerable. En este sentido, quisiera enfatizar en la importancia de una planificación territorial consciente y acorde al entorno. 

    Dr. Jaime Cuevas.

    Tener en cuenta que el crecimiento urbano en zonas cercanas a los humedales impacta en su equilibrio ecológico, poniendo en riesgo la capacidad de estos ecosistemas de seguir cumpliendo su función como barreras naturales y pulmones verdes.

    Es conveniente recordar que la naturaleza siempre retoma su forma original.

    Por ejemplo, hay proyectos de la región, donde están los humedales Salinas Chicas, Salinas Grande y Pachingo, donde construyen en la parte alta del terreno, que se llaman terrazas. Eso está elevado por sobre la humedad, siendo difícil que vayan a tener problemas de inundación.

    Por otro lado, hay lugares donde se construye al mismo nivel del humedal, reportando inundaciones en los asentamientos cuando vienen crecidas fuertes, tsunamis o marejadas, ya que están en terrenos bajos, afectando la seguridad comunitaria.

    En este contexto, el proyecto FIC “Caracterización Red de Humedales Costeros Región Coquimbo” del Centro Científico CEAZA, financiado por el Gobierno Regional, busca investigar en profundidad el papel de los humedales, sus ecosistemas y en la mitigación de riesgos naturales. Labor que ayudará a diseñar estrategias regionales basadas en evidencia científica. Así, avanzar reconociendo que nuestra seguridad y bienestar están intrínsecamente ligados a ellos.