Organizaciones de la región de Valparaíso ligadas a las ciencias, la cultura y las artes se reecuentran en retorno presencial de la Red de Cultura Científica.

Por Explora Valparaíso

Con el objetivo de propiciar un espacio de reencuentro con los y las integrantes de la Red de Cultura Científica, el entramado regional se reunió este jueves 2 de junio en el Restaurant Tres Peces, de Valparaíso. La instancia realizada es el regreso a las acciones presenciales, luego de dos años y medio por razones sanitarias asociadas a la pandemia provocada por el COVID-19, encuentros que durante los años 2020 y 2021 continuaron realizándose pero de manera virtual.

El encuentro se desarrolló en torno a la convergencia de ideas y colaboraciones sumado a la reflexión sobre el quehacer y experiencias de las organizaciones sobre comunicación social de las ciencias y el conocimiento y contó con la participación de Camila Lazo Molina, SEREMI de la Mujer y Equidad de Género. La labor de las organizaciones fue compartida entre sus participantes así como se repasaron los vínculos explícitos con respecto a perspectiva de género, interculturalidad e inclusión. Además, se presentaron prácticas y casos de éxito que incorporan lo interdisciplinario, desde una perspectiva de propuestas a públicos diversos. Las experiencias serán parte del codiseño de futuras acciones colaborativas 2022 y aquellas que estarán enmarcadas dentro de las celebraciones de la Semana de la Ciencia. Revisa aquí las Fotos Encuentro.

Además, la labor de la Red de Cultura Científica se ha decantado en la articulación de iniciativas donde se han propuesto colaboraciones para elaboración de campañas públicas de divulgación científica; exposiciones interactivas e itinerantes que se han presentado en centros culturales de todas las provincias de la Región de Valparaíso; ciclos de conversaciones, proyectos conjuntos entre otras acciones emplazadas en las comunas de la región.

La Red de Cultura Científica reúne a más de medio centenar de instituciones incluyendo instituciones públicas, museos, centros de investigación, espacios culturales, universidades y ONG, entre otras organizaciones.

Desde 2013 la Red se reúne de forma presencial y virtualmente y se presenta como un espacio para la identificación de estrategias colectivas junto a organizaciones relevantes de la cultura, la generación de conocimiento del territorio y Explora Valparaíso. Su acción contribuye al fortalecimiento de un sistema colaborativo y de aprendizajes organizacionales que propicia los espacios para la reflexión y democratización del conocimiento desde contextos locales.

En el primer Comité Técnico del proyecto participaron representantes de la academia, del Gobierno Regional de Atacama y Coquimbo, y de distintas instituciones públicas ligadas a las Ciencias del Mar en Chile.

La actividad contó con la participación de diferentes actores estratégicos del Gobierno Regional de Coquimbo y Atacama, del Comité Nacional Oceanográfico (CONA), los directores de los nodos macrozonales CTCi centro y norte, y representantes de instituciones asociadas, quienes cumplirán un rol fundamental de acompañamiento durante el desarrollo del Nodo Laboratorio Natural Océano Centro-Norte.

Esta instancia es muy importante para el proyecto, porque es el espacio de discusión donde se valida el trabajo desarrollado, se asegura el cumplimiento de los objetivos y  pertinencia de los resultados que se obtendrán, y por consiguiente, es fundamental para la formulación de la hoja de ruta que generará el Laboratorio Natural Océano, así lo manifestó Wolfgang Stotz Uslar, Secretario de Investigación de Sede Coquimbo de la UCN.

“Estas iniciativas son súper importantes para las instituciones y las tenemos que asumir como institución, porque la política, lo que después se defina en base a los resultados de esto, si o si será algo orientador para nosotros. En ese sentido es importante que nosotros nos preocupemos de que efectivamente en la institución se asuma llamar a las unidades y académicos que participen activamente en estas actividades y las definiciones que van surgiendo”, señaló el Secretario de Investigación de UCN-Coquimbo.

Mirada estratégica y colaborativa

Desde la dirección del Nodo Laboratorio Natural, Marcelo Olivares; director alterno del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Católica del Norte – Coquimbo, recalcó la mirada estratégica y colaborativa, señalando que “en este trabajo es muy importante la bajada institucional, especialmente porque para las instancias de participación, entonces si bien hay investigadores asociados que están participando del proyecto, también es importante poder ir generando este tipo de conversaciones a nivel institucional y de esa manera canalizar los distintos espacios de difusión que vamos a tener”.

Cabe destacar, que esta iniciativa es co-ejecutada por la Universidad Católica del Norte; a través del Instituto de Políticas Públicas y su Facultad de Ciencias del Mar, y a la vez, su dirección es compartida con la Universidad de Valparaíso; además de ser desarrollada en colaboración con distintas instituciones asociadas, entre las que se encuentran: PUCV, UV, CINV, CEAZA, AquaPacífico, UDA y CONAPACH.

Estos dos encuentros de colaboración buscan conocer la opinión de la comunidad científica y fortalecer la gestión en red de la Macrozona Centro.

Con la participación de representantes del sector público, privado, académicos/as, investigadores/as y la sociedad civil de las regiones de Valparaíso y Coquimbo, el Nodo CIV-VAL, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID) y ejecutado por la UV, PUCV, USM, UCN, ULS, CINV, CEAZA y CREAS, llevó a cabo de manera exitosa dos instancias participativas con el propósito de consolidar una red de colaboración que contribuya a la articulación y apropiación de la CTCi en la Macrozona Centro.

Durante las actividades, quienes asistieron compartieron y reflexionaron sobre estrategias que permitirán vincular la ciencia y el trabajo realizado por el Nodo CIV-VAL con las necesidades de las empresas y emprendimientos de base científica y tecnológica, mientras se fomenta la participación de la ciudadanía.

En este sentido, Macarena Rosenkranz, directora del Nodo CIV-VAL y directora de la Oficina de Transferencia y Licenciamiento (OTL) de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), explicó que “estamos trabajando en las propuestas de los próximos meses en relación a la vinculación ciencia – empresa y ciencia – ciudadanía, y el compartir sugerencias en base a la experiencia de las instituciones, agrega valor y nos orienta para ir afinando los detalles en aspectos que son relevantes y para visualizar además próximos trabajos en conjunto”.

En las jornadas también estuvo presente el seremi de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de la Macrozona Centro, Jorge Soto, quien aseguró que “las reuniones temáticas del nodo son de especial relevancia para dar a conocer las fortalezas y debilidades del ecosistema CTCi de la Macrozona con los distintos actores involucrados. Este diálogo permite destrabar algunas dificultades, destacar los aspectos positivos a veces poco conocidos, y establecer puentes de colaboración para fortalecer el trabajo existente. Fue muy provechoso participar de estos encuentros, que van un paso más allá del diagnóstico, ya que de aquí nacen las bases para establecer soluciones y ponerlas en práctica”.

Del mismo modo, en el encuentro con el sector productivo, el Key Area Manager – Energía del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E), de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), Javier Robledo, valoró la realización de este tipo de actividades y agregó que “hay centros en la Macrozona que cada vez se están vinculando más hacia los requerimientos de la industria y estos encuentros precisamente son espacios muy importantes para poder mostrar las capacidades existentes y demostrar que estamos abiertos a un trabajo colaborativo”.

Por su parte, el presidente de la Cámara Regional del Comercio de Valparaíso (CRCP), José Pakomio, se refirió a la comunicación y la metodología como factores claves para mejorar la vinculación con el sector productivo: “Tenemos un trabajo de terreno importante con la academia y hemos llegado a la conclusión de que es necesario mirar cuál es la oferta real que actualmente la academia tiene y poner en vitrina eso, para poder llegar a las empresas y nosotros como gremios y distintos actores conectados con el sector productivo podamos hacer esta bajada”.

Mientras que, por otra parte, en la sesión participativa con la sociedad civil, se cuestionaron diversos desafíos principalmente de cómo poder vincular la ciudadanía a la ciencia y qué es lo relevante para la sociedad. En esa línea, el director del proyecto “Científicos de la Basura” y académico de la Universidad Católica del Norte (UCN), Martin Thiel, hizo hincapié en involucrar a las personas en la generación de investigaciones y recordó que, la ciencia contribuye también como entretenimiento en complemento y respuesta a posibles necesidades.

“Es muy importante involucrarnos con la ciudadanía en el proceso científico porque hay muchas cosas que son tan dispersas en el espacio que no podemos enviar científicos a cada rincón de la región, pero en cada rincón hay personas y establecimientos educacionales. Y con ellos, si los involucramos en el proceso podemos, por ejemplo, lograr un catastro de biodiversidad extraordinario, por eso, la idea es invitar e involucrar a las personas en la generación de este conocimiento, y fomentar la fascinación del descubrimiento que lleva la ciencia”, destacó Thiel.

Finalmente, es importante recalcar que, durante los próximos meses, el Nodo CIV-VAL continuará trabajando colaborativamente para la aceleración del impacto territorial de la CTCi en las regiones de Valparaíso y Coquimbo.

Juan Carlos Sáez, director del CINV, publicó un artículo en revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.

Por Universidad de Valparaíso

Un equipo de investigadores del Centro Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso, CINV-UV, descubrió, con sólidas evidencias, la existencia de un nuevo tipo de canal intercelular. Un prolongado debate científico, de más de una década, fue la antesala para llegar a las pruebas que demostraron que las células que expresan la proteína panexina 1 se comunican por señales eléctricas y metabólicas formadas por la misma proteína.


El descubrimiento podría generar las bases para estudiar un potencial nuevo tipo de comunicación intercelular que entre células eléctricamente excitables podría corresponder un nuevo tipo de sinapsis eléctrica.


Así lo explicó el doctor Juan Carlos Sáez, director del CINV-UV, quien junto a un grupo de científicos publicaron el artículo titulado “Endogenous pannexin1 channels form functional intercelular cell–cell channels with characteristic voltage-dependent
Properties”, en la revista oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por su acrónimo en inglés).


Ciencia de frontera


Respecto a la relevancia de los hallazgos publicados en PNAS, el doctor Sáez señaló que “es un tema que ha sido muy debatido en los últimos quince años. Pese a que un par de trabajos lo propusieron previamente, en esas investigaciones no fue claramente demostrado y por lo tanto fueron constantemente criticados”.


El también profesor del Instituto de Neurociencias de la Facultad de Ciencias UV agregó que “hace quince años nosotros obtuvimos evidencias experimentales que sugerían fuertemente que sí existen estos canales intercelulares, pero tampoco eran demostraciones definitivas, hasta que al final logramos obtener resultados que indican claramente qué células que expresan la proteína panexin1 se pueden comunicar a través de canales intercelulares formados por dicha proteína. El demostrar que un nuevo tipo de canales pueden unir las células abre numerosas preguntas relevantes. Por ejemplo: ¿por qué se requieren dos tipos de canales y no basta con los formados por conexinas, que han sido estudiados por más de siete décadas? ¿Coexisten estos dos tipos de canales? ¿Qué funciones celulares se ven favorecidas por este nuevo tipo de canales intercelulares? ¿Qué tipos celulares los pueden expresar y bajo qué condiciones? ¿Alteraciones en sus funciones pueden ser la causa de alguna enfermedad? Como se puede ver, hay mucho por estudiar y entender y puede ser una gran fuente de avances en la biología básica y aplicada a la medicina. Espero poder seguir avanzando en el tema desde Valparaíso”.


En el laboratorio


El doctor Sáez relevó que “realizamos un trabajo sistemático, en el cual primero identificamos algunas de sus propiedades, como por ejemplo la cantidad de corriente que pasa a través de un canal y su resistencia a inhibidores que bloquean los canales tradicionalmente reconocidos por todo el mundo, que corresponden a los formados por otro grupo de proteínas que se llaman conexinas. También pudimos eliminar o aumentar la presencia de los canales utilizando técnicas de biología molecular que son muy específicas. Algo que fue muy particular fue descubrir que su estado funcional es favorecido por temperaturas más cercanas a la del cuerpo de los mamíferos (por ejemplo, 30oC)”.


Al consultarle en qué momento se dio cuenta de que habían encontrado la evidencia que se necesitaba, afirmó que “eso ocurrió solo un año atrás, cuando pudimos eliminar o aumentar su presencia con técnicas de biología molecular y ver que cuando estaba presente no podíamos inducir el cierre de los canales con octanol, un clásico inhibidor de los canales formados por conexinas. Claramente, el paso de diferentes alumnos por mi laboratorio me sirvió como control de calidad de los hallazgos, ya que pudieron verificar los resultados de los estudiantes que pasaron previamente, lo que ayudó a convencerme y concluir que deberíamos opinar a favor de su existencia en el ámbito científico”.


Temperatura


El investigador complementó que “demostrar la existencia de una nueva parte de muchas células, ya que la panexina1 es expresada por prácticamente todas las células, es sin duda un riesgo, ya que el 98 por ciento de los investigadores interesados en el tema, pero que no obtenían datos positivos, decían que no encontraban los canales en cuestión y por lo tanto buscaban fundamentos teóricos para justificar sus hallazgos negativos. Nosotros fuimos en parte favorecidos por trabajar en laboratorios sin temperatura constante, posiblemente producto del subdesarrollo, lo que nos llevó a ver su aparición durante el verano y su desaparición en el invierno, con lo que decidí estudiar su presencia en condiciones de temperatura controlada, pudiendo demostrar que son mucho más frecuentes a 30oC, una condición que prácticamente ningún laboratorio interesado en el tema utiliza. Luego pude reclutar a un excelente científico joven, el doctor Nicolás Palacios Prado, quien ya había trabajado conmigo en su tesis de pregrado antes de ir a Estados Unidos a realizar un doctorado en Neurociencias. Con los datos obtenidos hasta entonces (cuatro años atrás), el doctor Palacios Prado postuló a un proyecto de postdoctorado para trabajar en el tema en mi laboratorio. Él es muy hábil en el registro de corrientes entre células. Como se puede ver, fuimos pacientes hasta que se juntó todo, datos muy sugerentes, un poco de financiamiento estatal y la persona indicada para abordar el tema con las técnicas más apropiadas, que en este caso fueron la electrofisiología y la biología molecular. También quiero destacar que la investigación pudo realizarse gracias al apoyo otorgado por el CINV a través del proyecto Milenio que obtuvimos, lo que nos permitió comprar un equipo de electrofisiología ad hoc para evaluar y caracterizar muchas propiedades de los canales intercelulares”.


El artículo completo publicado en PNAS se puede revisar en: https://www.dropbox.com/s/jjmqyld8wzfn1n4/Palacios-Prado%20et%20al.%2C%20PNAS%202022.pdf?dl=0.

En su primera edición, la mirada distintiva que se imprimirá a este programa es la toxicología.

Con gran entusiasmo iniciaron sus clases la primera generación de alumnos del Doctorado de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte (UCN), programa que ha sido ampliamente esperado por esta casa de estudios y que recibe a 4 seleccionados de diversas universidades del norte del país.

Según detalla la doctora Paola Haeger, directora del programa, “con este doctorado queremos entregar sólidas herramientas para comprender el desarrollo y tratamiento de las enfermedades crónicas no transmisibles, realizando investigación rigurosa y responsable con nuestro entorno”.

En este sentido, agrega que durante sus 4 años de duración se buscará reforzar además el área de la farmacología y toxicología “es muy importante investigar cómo nuestro entorno y sus condiciones ambientales o sociales afectan el desarrollo e incluso el tratamiento de las enfermedades.”, precisa.

La doctora Haeger hace ver su satisfacción porque el programa contará con estudiantes que provienen de la zona norte del país “porque ese siempre ha sido otro de nuestros objetivos, el potenciar la investigación y el conocimiento en este territorio”.

Por su parte, el Decano de la Facultad de Medicina de la UCN, Doctor Osvaldo Iribarren Brown, manifestó que el inicio de este doctorado va a quedar en los anales de la facultad y de la Universidad Católica del Norte, porque ha sido un proyecto ampliamente esperado por la comunidad universitaria. “Además en estos días se inicia el proceso de autoevaluación para su acreditación y una de las bases en las cuales en las cuales esperamos poder incrementar de 6 a 7 años la acreditación de la universidad es en el aumento de los doctorados que imparte”.

La autoridad universitaria resaltó además el aporte que va a significar para el estudio de la ciencia. “Estos estudiantes van a permitir que nosotros desplacemos la frontera del conocimiento, que hagamos aportes trascendentales a la ciencia y a la tecnología, porque esa es la tradición de las universidades que tienen doctorados. Por lo tanto, nos llena de satisfacción, porque fue un objetivo muy apreciado, muy querido y que hoy día finalmente se concreta”.

 Representantes del norte

En tanto, los estudiantes que serán parte de esta primera generación del doctorado de Ciencias Biomédicas manifestaron su satisfacción por iniciar este camino de ampliar sus conocimientos y manifestaron que esperan que las investigaciones que concreten puedan llegar a ser un aporte en el futuro.

Johana Defranchi viene del área de ciencias del mar y hace dos años está trabajando en diagnóstico de Covid-19 en los laboratorios de la Facultad de Medicina de la UCN Coquimbo. “Me abrió una visión súper distinta a lo que yo hacía, porque llevo aproximadamente 10 años trabajando en biología molecular, entonces, el ver acá que lo que tú puedes hacer lo puedes aplicar a las ciencias médicas, el poder hacer un aporte, poder ayudar y avanzar en eso es mi objetivo”, precisó.

Carlos Flores es médico veterinario de la Universidad Mayor, especialista en sanidad animal de la universidad de Mar del Plata y magister en Ciencias Veterinarias de la Universidad de Chile. Trabajó en el laboratorio de biología veterinaria en la Universidad Mayor y actualmente trabaja en la Universidad de El Alba en patología general y patología específica. “Quiero poder aprender y utilizar herramientas moleculares en diagnóstico oncológico y también en el área de fisiopatología, toxicología e inmunología. Es importante ser parte del proceso de inicio de un programa, participar en la formación, en la creación de líneas de investigación y poder acoplarnos a laboratorios que están instaurados”, precisó.

Por su parte, Ricardo García estudió bioquímica en la Universidad de Antofagasta y ha realizado tesis en otras universidades como colaboraciones. “El impacto que yo espero tiene que ser algo notable, que responda a las necesidades de la región, porque uno como ha desarrollado vida y trabajo en esta zona entiende la perspectiva de la gente que ya es de acá. La propuesta es poder tomar todo lo que se enseña en el doctorado y poder aplicarlo a las necesidades de la gente, porque la ciencia está para aportar una solución a las personas que más lo necesitan”.

Rodrigo Calderón, en tanto, es bioquímico formado en la Universidad de Chile, con un magister en la Universidad de Barcelona, trabaja en la UCN por 13 años. Manifestó que “Creo que va a ser una buena oportunidad para actualizar conocimientos, considerando que como docente uno tiene conocimientos básicos que vienen desde la universidad, pero en ocasiones falta la parte más técnica, más actualizada. Creo que es una muy buena oportunidad para poder obtener nuevas habilidades, sobre todo pensando en un enfoque más de investigación”, señaló.